SOSIEGO


Atardecer en otoño, dos tazas de café,
y el se perdía en sus ojos, intentando encontrar en ellos,
un minúsculo atisbo de complicidad.
Observaba como su pelo enmarañado se deslizaba por sus pómulos,
intentando reconciliarse con esa exquisita boca.

Cada facción de su cara entraba en conflicto, una contra la otra,
Cada una a su manera, intentaba ser la protagonista en ese hermoso rostro.

Era una batalla donde no habría jamás un vencedor ni un vencido,
pues inclusive la mas mínima arruga formaba parte de esa infinita faz,
que como un todo, se armaba y desarmaba para dar paso a los mas audaces y perversos deseos,  o a los mas dulces y nobles sentimientos.

Su mirada irradiaba esa calidez que  hipnotizaba cada pensamiento y cada palabra;
y los dejaba suspendidos en la nada de una habitación inmóvil, con paredes aquamar, que parecían absorber la eternidad, deseando ser plenas, en noches de infinita ansiedad.

Ella, bebía su café y paladeaba pausadamente cada sorbo, degustando esa exquisita mezcla de  aromas intensos, cuerpo y acidez; su respiración sutil, permitía entrever de manera delicada el nacimiento de sus senos. El, simplemente la observaba  deseando ser café, deseando ser aroma, ser exhalación, vaho, fluido…deseando ser, deseando estar, solo estar…..
….en el borde de sus labios.





INTERNAH 
 
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